miércoles, 7 de noviembre de 2018

FORO1 EL VÍDEO EN EL AULA DE FILOSOFÍA #profetuber_INTEF

lo dibujó Carmen y lo bordé yo :-)


EL VÍDEO EN EL AULA DE FILOSOFÍA

¿Qué supone la utilización del vídeo como instrumento de aprendizaje?
Escribiendo a vuelapluma, lo primero que me surge, es que, en el aula de filosofía, el vídeo supone una puerta abierta a la concreción. 
En el ámbito práctico: de los dilemas morales, los valores, la ética, la ciudadanía… nos aporta el objeto de análisis, el pie del discurso, el caso, al que nos acercamos desde distintas perspectivas.
En el teórico: de los problemas y las teorías;  tanto la posibilidad, por ejemplo, de conocer a los pensadores, “de cara”; de acceder a su vida, a su entorno y circunstancias, de recuperar su aspecto humano. Como, quizás, la posibilidad de aprender, de primera mano, a partir de la observación de la práctica argumental o diabólica de expertos. O la oportunidad de conectar la abstracción del pensamiento con el Mundo Real, con la vida.
Independientemente de la materia,  como docentes,  el vídeo ofrece la posibilidad de superar la limitación del  espacio tiempo, del aquí y ahora, en clase. El ser accesible 7 días 24 horas. 
La posibilidad de creación, combinación, y recreación.Y, al trabajar sobre él, al convertirse en un soporte interactivo, también la oportunidad del juego. 
Y, para el alumnado, la ruptura con la monotonía, la invitación a captar la atención,  la libertad de acceso, la posibilidad de elección, el reto de la decisión. El cara a cara con la voluntad. La oportunidad de entrar en juego. La invitación a ser maestros.

¿Cuáles son las actividades que puede o tiene que hacer un profesor a la hora de incorporar un vídeo al aula?
He intentado responder esta pregunta a partir de plantearme qué hacer  antes del visionado, durante y después de el.
¿Qué hacer antes del visionado -síncrono o no- por parte del alumnado/profesorado que desempeña el rol de dinamizador, de “maestro”?
Antes de ver un video, es preciso tener claro la pertinencia de hacerlo, haberse preguntado por su sentido, haberlo elegido (o, en su caso: creado). Si es largo, haber acotado las escenas precisas. Haber preparado las preguntas que, planteadas, desencadenarán la pregunta, la duda, el diálogo, el debate. 
Durante el visionado,  el participante tiene que poder estar atento y activo. Es deseable que haya oportunidad o tiempo tanto para la reflexión personal como para el diálogo entre iguales.  El tener preguntas que plantear o responder. El tener la oportunidad de reflexionar, relacionar, conectar opiniones o conocimientos… puede facilitarlo. 
Si no se ha troceado el vídeo y se ha visto sin interrupciones y completo, se puede trasladar la fase de puesta en común, a después del visionado. En ese caso, aunque cada uno haya tenido ocasión de pensar por sí mismo mientras veía interpelado por las preguntas, acabado el vídeo, llegaría el momento de responder entre  tod@s las preguntas, de compartir, de comprender, de descubrir la incoherencia …o de tolerar.
Es el momento de que escuchar y de que salgan nuevas propuestas y preguntas, es el momentos de que surjan  nuevas propuestas, nuevos desafíos, nuevos retos. El el momento, a veces de recopilar, de sintetizar… a veces de asombrarse, a veces de avanzar.

RESPUESTAS DE COMPAÑER@S
Ruth
Después de leer tu completa reflexión, quisiera realzar el poder visual del video versus el componente vocal y verbal. Según Albert Mehrabian, psicólogo y profesor emérito en UCLA, el 55% de nuestra comunicación es no verbal, es decir, el lenguaje corporal que percibimos básicamente de forma visual; un 38% es el vocal, por ejemplo el tono de voz, velocidad, volumen, énfasis, proyección y resonancia que percibimos por el canal auditivo; y finalmente el 7% corresponde a las palabras y estructuras linguisticas que utilizamos en el discurso. Por lo tanto, el video es una herramienta muy buena para explotar al máximo la comunicación no verbal y hacer hincapié en cómo se dicen y expresan los contenidos, argumentos, etc. Obviamente, hay que cuidar aspectos formales previos como la organización de ideas o el contenido intrínseco. He pensado que en la clase de filosofía en particular el trabajo de oratoria con un video podría dar mucho de sí, aunque soy consciente que lamentablemente el curriculo no va por ahí.

Según mi punto de vista, los currículos no son transversales y todavía se enfocan demasiado en contenidos, más que en habilidades para comunicar. Por ese motivo, no es de estrañar que el alumnado se sienta inseguro a la hora de exponer oralmente o tenga miedo escénico. De hecho, los primeros momentos de inseguridad antes de cualquier exposición en público son naturales y comunes al ser humano. Gestionarlos de forma eficaz es la clave para tener una buena comunicación efectiva y afectiva. En ese sentido, me gustaría remarcar que el video es muy útil por la posibilidad de prueba/error. De hecho, a modo personal, grabo mis actuaciones en público varias veces a modo de ensayo y autoanálisis antes de publicarlos o emitirlos `in situ´.

Ángel
Hola María Berta una de las riquezas de estos cursos del INTEF está en gracias a los foros todos/as aprendemos de todos/as. 
Saludos desde Valencia.

Joaquín
Muy buena reflexión. 
Creo que el vídeo en la filosofia puede ayudar como bien dices a la concreción y también a la motivación por parte del alumnado. Además les permite materializar conceptos abstractos por medio de ejemplos claros.

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